Las empresas han trabajado duro para mantener una gesti贸n estable de los riesgos medioambientales operativos en las instalaciones que han estado paradas durante las restricciones impuestas por la pandemia global del COVID-19.
Ahora que reabren algunos sectores de la econom铆a global tras un prolongado periodo de cierre, como es natural, se presta mucha atenci贸n a la seguridad y al bienestar de las personas. Las empresas ponen en pr谩ctica medidas para asegurar un distanciamiento social seguro; por ejemplo, para garantizar que todos los empleados est茅n lo m谩s protegidos posible de la amenaza de COVID-19.
Junto a estos aspectos, se debe tambi茅n prestar la m谩xima atenci贸n a los riesgos medioambientales vinculados al reinicio de las actividades en instalaciones que han estado parcial o totalmente paradas.
Muchas empresas ya est谩n acostumbradas a reabrir las instalaciones tras una parada, dado que es algo que hacen frecuentemente como parte de las revisiones de mantenimiento peri贸dicas que deben realizar. Si han aplicado una gesti贸n del riesgo estable durante el periodo de cierre, la amenaza de fugas de productos qu铆micos potencialmente nocivos o de escapes de gas, por ejemplo, deber铆a verse minimizada en gran parte.
Aunque las instalaciones suelen disponer de sistemas de protecci贸n automatizados, las situaciones de emergencia que plantean los riesgos medioambientales suelen requerir una respuesta humana. Muchos clientes han mantenido a su personal esencial durante el cierre y se han asegurado de que los equipos, tanto fuera como dentro de las instalaciones, est茅n bien informados sobre la respuesta adecuada ante una emergencia medioambiental.
Ahora que se suavizan muchas de las restricciones que obligaban al cierre y que algunas plantas vuelven a estar operativas, los clientes comienzan a aplicar sus planes de reapertura.
Durante los periodos de cierre, los profesionales de riesgos deben mantener los programas de control, incluidas las inspecciones semanales de los equipos y los recorridos de inspecci贸n de p茅rdidas. Incluso con las plantas cerradas, los equipos de protecci贸n medioambiental y contraincendios, como tuber铆as, dep贸sitos, sistemas de detecci贸n de fugas, y sistemas de bombas y aspersores contraincendios deben someterse a pruebas, inspecciones y mantenimiento. Dichas pruebas solo deben ser realizadas por un n煤cleo del equipo previamente formado y deben documentarse de forma adecuada.
Las medidas de seguridad son tambi茅n extremadamente importantes para reducir el riesgo de accesos no autorizados y vandalismo, que podr铆an provocar una emergencia medioambiental. Un personal de seguridad bien formado puede jugar un papel clave a la hora de garantizar la seguridad de las plantas.
Se precisa tambi茅n el suministro continuo de servicios como electricidad, gas natural y agua para que equipos como los sistemas de supervisi贸n de fugas o de control de temperatura sigan estando operativos.
Durante un cierre, es importante tambi茅n supervisar los riesgos externos, como inundaciones o fen贸menos meteorol贸gicos extremos. El personal debe estar preparado para minimizar el impacto medioambiental en caso de que se produzca un suceso grave.
Ahora que se suavizan muchas de las restricciones que obligaban al cierre y que algunas plantas vuelven a estar operativas, los clientes comienzan a aplicar sus planes de reinicio. Estos planes deben incluir procedimientos adecuados para el rearranque de la maquinaria y de los equipos. Es importante que las empresas no tomen atajos para acelerar el proceso de reinicio, pues es ah铆 donde puede producirse un accidente.
Una vez que las instalaciones est茅n de nuevo en marcha, recomendamos a los clientes que realicen una revisi贸n 芦post-crisis禄 para tener en cuenta los aprendizajes y estar preparados para otro cierre obligado en el futuro.
