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Recursos & Herramientas

El vino es un gran negocio. La inestabilidad del clima puede plantear grandes riesgos a los vinicultores y amenazar su rentabilidad. Clélia Duvoux, Business Developer, Agricultura – Europa, de AXA Climate, y Patricia Naudan, Underwriting Manager Art, de Especie y Ganadería para É«¶à¶àÊÓÆµFrancia, nos explican cómo evoluciona la cobertura de seguros para responder a las actuales necesidades de viticultores y coleccionistas.

«El vino es la única obra de arte que se puede beber», según el vinicultor navarro Luis Fernando Olaverri. Desde importantes coleccionistas hasta inversores vinícolas que tratan el vino como una clase de activo, pasando por quienes disfrutamos de una o dos copas con la comida, el vino es un producto apreciado por gente de todo el mundo.

Y el vino es un gran negocio. Un estudio realizado por Zion Market Research reveló que el mercado del vino mundial en 2017 alcanzó un valor de 302.000 millones de dólares. Y se prevé que crezca hasta los 423.590 millones a finales de 2023. La demanda de vino no da muestras de desaceleración. Sin embargo, dada la incertidumbre climática, los riesgos para los cultivos derivados de fenómenos meteorológicos son cada vez mayores.

Los cambios climáticos pueden tener consecuencias dramáticas para la viticultura. La ciudad de Beaune, en la región francesa de Borgoña, mantiene registros de las cosechas vitícolas desde hace casi 700 años. Esos registros demuestran que el aumento de la temperatura del aire a lo largo de los últimos 30 años ha provocado que las uvas se cosechen ahora más de dos semanas antes de lo habitual históricamente.

En los últimos años, la inestabilidad climática ha causado daños en los cultivos de la mayoría de las regiones vitícolas más famosas del mundo. El Ministerio de Agricultura francés (Ministère de l’agriculture, de l’agroalimentaire et de la forêt) declaró que la producción vinícola de 2019 en Francia caería alrededor del 12 % de media en todo el país, debido a un periodo de incidentes extremos relacionados con el clima, como heladas, granizo, sequías e incendios.

Según el Ministerio, la producción total de vino probablemente rondará los 43,4 millones de hectolitros en 2019, frente a los 49,4 millones del pasado año. Un hectolitro equivale a unas 133 botellas de vino de tamaño normal.

Las heladas han supuesto una especial preocupación para los viticultores. En 2017, la mundialmente famosa región vitícola de Burdeos se vio golpeada por una grave helada que redujo la producción en torno al 40 %. La helada de 2017 afectó también a otras afamadas regiones vitícolas, incluida Champagne.

Los viticultores adoptan medidas para reducir el efecto de las heladas en sus cultivos. Algunos utilizan calefactores, velas o fuegos controlados para combatir el hielo. Otros incluso alquilan helicópteros que sobrevuelan sus viñedos creando una corriente descendente que hace circular el aire caliente sobre las viñas, para evitar el hielo.

La helada de 2017 fue una señal de alerta para muchos viticultores, algunos de los cuales perdieron grandes extensiones de sus cultivos (algunas denominaciones de Burdeos llegaron a perder hasta el 80 % de su cosecha).

Una cobertura de protección del rendimiento paramétrica puede ayudar a proteger a los clientes a lo largo de toda la cadena de suministro del sector vinícola.

Además de los viticultores, hay otros muchos sectores industriales cuyos ingresos dependen en gran medida de los cambios del clima. Entre ellos se incluyen las empresas de servicios agrícolas, a las que normalmente se paga en función de cuántas hectáreas cosechen; las empresas de embotellado y las de suministro de corchos o etiquetas. Es aquí donde las soluciones de seguro paramétricas pueden ayudar a estos actores industriales a equilibrar sus resultados en caso de riesgos climáticos como las heladas, las sequías o los incendios.

Una cobertura paramétrica, o basada en índices, aplica índices objetivos y transparentes, como la temperatura, el nivel total de precipitaciones o el número de hectáreas quemadas. El desembolso se realiza en cuanto se alcanzan los umbrales estipulados. Ello hace que no sean necesarias costosas visitas a las explotaciones y que los asegurados reciban pronto los pagos, con lo que se agiliza el proceso de recuperación.

Una cobertura de protección del rendimiento paramétrica puede ayudar a proteger a los clientes a lo largo de toda la cadena de suministro del sector vinícola. Esta cobertura confiere protección contra un descenso de la producción basado en los registros de cosechas históricos seleccionados de una denominación concreta (la zona geográfica protegida en la que se produce un determinado vino). La cobertura protege además los cultivos frente a enfermedades, algo que normalmente excluyen las pólizas de seguros tradicionales. Algunas enfermedades que afectan a las viñas pueden estar causadas por la humedad o el exceso de sol, por ejemplo. Los clientes no necesitan adquirir la cobertura para todo el valor de la cosecha, sino solo para aquella parte vulnerable a un fenómeno climatológico concreto, como una helada.

En la industria vinícola, esta puede ser una solución eficiente para garantizar la protección de los ingresos y que los pagos se realicen prontamente en caso de que un incidente meteorológico grave ponga en peligro una cosecha.

Una cobertura de protección frente a heladas es otra solución que ayuda a proteger financieramente los viñedos frente al riesgo de las heladas primaverales, que tienen efectos devastadores en los cultivos. En esta cobertura, elaboramos modelos de temperaturas diarias mínimas a partir de estaciones climatológicas públicas o privadas, para crear la cobertura de seguro basada en índices. Si la temperatura desciende por debajo del umbral preestablecido, nuestros clientes reciben rápidamente el pago, con independencia del alcance de los daños en su propio cultivo.

Mientras el clima sigue siendo impredecible, nosotros hablamos cada vez con más clientes sobre el uso de activadores paramétricos que les ayuden a conseguir una mayor protección y certeza.

En la bodega

Los esfuerzos de gestión de los riesgos asociados al vino no cesan con el embotellado.

Los coleccionistas de vino —tanto si se trata de grandes como de pequeñas colecciones— deben tomar medidas para asegurarse de que su vino se mantenga en condiciones óptimas hasta que esté listo para su consumo. 

El oxígeno es el enemigo del vino, por lo que los corchos deben ser estancos y garantizar que no entre oxígeno alguno en la botella. Por eso, las botellas de vino   suelen almacenarse horizontalmente, para garantizar que el corcho esté siempre en contacto con el líquido. Así se ensancha y se evita el peligro de que se seque, se encoja y deje pasar el aire.

Uno de los factores más importantes que deben tenerse en cuenta a la hora de almacenar el vino es la temperatura de conservación. Las fluctuaciones de temperatura pueden afectar a la calidad y el sabor del vino. Los expertos aconsejan almacenarlo a una temperatura comprendida entre 7,2 y 18,3 grados centígrados, con un nivel de humedad en la bodega de entre el 50 % y el 80 %.

Además, es importante que el vino esté al abrigo de la luz directa hasta el momento de su consumo.

Los aseguradores pueden ayudar a los coleccionistas de vino a proteger sus colecciones, tanto durante el tránsito como una vez instaladas en la bodega, contra el robo, los daños accidentales y los daños causados por incendios e inundaciones, por ejemplo. Esto incluye los daños en la botella, el corcho, la etiqueta y los cajones de madera. Si bien algunas colecciones pueden quedar cubiertas en el marco de una póliza de seguro de hogar, otras requieren una póliza independiente.

En caso de pérdidas, la indemnización la calcula un enólogo, basándose en el valor de sustitución del vino en el día del siniestro.

Tanto si es usted coleccionista, como si simplemente disfruta de una copa ocasional, la gestión y la transferencia de riesgos que entran en juego antes de servirse esa copa de vino tienen una importancia considerable. Los viticultores, los aseguradores y los expertos en riesgo están adoptando medidas para garantizar las mejores condiciones en las cosechas, la producción, el almacenamiento y el consumo del vino.

¡A su salud!

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